viernes, 30 de octubre de 2015

Asesinato de Jesús Villar Babío en Brexo (Cambre)

Los comunistas siempre fueron conocidos por su refinamiento en la crueldad. Con decir que a ellos se deben las casas de tortura que denominamos checas, no habrá que añadir mucho más en torno a la maldad consustancial a esta ideología una vez que se desata y muestra su rostro descarnado. Hoy veremos un ejemplo de esa crueldad refinada en donde los peones de Stalin en Galicia llegan al extremo monstruoso de asesinar a un padre delante de su propia hija.

ANTECEDENTES

La parroquia de San Pelayo de Brexo en Cambre no contó entre sus vecinos a fusilados ni a paseados durante la guerra civil, y ello pese a que una de las brigadas de demolición de Izquierda Republicana ejerció allí brutales coacciones y hasta amenazas de muerte contra el párroco que en virtud de las mismas se vio obligado a abandonar su casa, tierras anejas a la misma o iglesario, y la parroquia. Como los comunistas emplean eufemismos pomposos o altisonantes para darse importancia llamando multas a los atracos, ajusticiamientos a los asesinatos, o apaleamientos a las torturas que infligían, cuando a viva fuerza o mediante graves amenazas echaban a alguien de su casa es de suponer que dirían que lo desahuciaban o que efectuaban un lanzamiento, vamos, digo yo. El párroco de Brexo fue objeto de uno de esos desahucios revolucionarios aunque no fuesen comunistas quienes lo ordenaban sino el comité de Izquierda Republicana de Cambre, partido que a diferencia de anarquistas, socialistas y comunistas se dice que era demócrata. La realidad que constatamos es algo diferente a lo que se dice en la historiografía española políticamente correcta. Más que ser demócratas, en la democracia simulada del Frente Popular parece que también simulaban serlo porque el de Brexo no es un ejemplo aislado, como vimos en el blog. Este que podemos llamar desahucio revolucionario, aunque, insisto, lo promoviese el comité de un partido burgués, supuestamente demócrata, consta en el testimonio del párroco Juan Basteiro en un atestado instruido por la Guardia Civil. En realidad es un aperitivo del genocidio que afectó a 7.000 religiosos en la zona dominada por el Frente Popular durante la guerra civil. Y hablo de genocidio según definición de la Convención de 1948 para la prevención y sanción del delito de genocidio, la matanza de un grupo en razón de su carácter religioso.

Atestado instruido por coacción y amenazas.- Don Jaime Lorenzo Antelo, Teniente Jefe de la línea del exterior, de la Comandancia de la Guardia Civil de La Coruña.- Hago constar: que en el día de hoy tres de Marzo de 1937, personado el instructor en la parroquia de Brejo, en el término de Cambre, se le denunció por el párroco de la misma D. Juan Basteiro Iglesias, que el día 19 de Mayo del año anterior, se presentaron en su domicilio los vecinos de su parroquia Manuel Vázquez Muñís, actualmente en el Ejército, Eduardo Blanco Varela, también en el Ejército, Manuel López, sin segundo, también en el Ejército, Manuel Sánchez Brandariz, Manuel Longueira Suárez [este de forma significativa aparece en la lista de recomendados del general Caridad Pita], y Manuel Mantiñán Paris, estos tres últimos residentes actualmente en la parroquia, los cuales le comunicaron que por acuerdo del Comité de Izquierda Republicana de Cambre, a que representaban, tenía que marcharse de la parroquia, abandonando la Casa Rectoral, fincas pertenecientes al Iglesario, y frutos sembrados en la misma, para lo cual se le concedía un plazo de cuarenta y ocho horas, pasadas las cuales no respondían de lo que pudiera sucederle; el requerido les hizo saber que tenía el deber de atender a las necesidades espirituales de sus feligreses como Párroco, a lo que contestaron que nada importaba, y que tenía que marcharse, por lo que el exponente levantó una especie de acta que en nombre de todos suscribió el Mantiñán, y cuyo documento se une a este atestado con el folio tres.- El día veintiuno del mismo mes, por la tarde, supo el denunciante que Luis Fernández Cacheiro, Jesús García Pérez y Jesús Pérez Casal, recorrieron las fincas del Iglesario, formando una especie de comisión y tomando nota de los frutos sembrados, enviándole un aviso por medio del vecino Emilio Matos Regueiro, que lo transmitió a su convecino a José Concheiro Sanmartín, requiriéndole nuevamente para que se marchase de la parroquia cuanto antes, pues de lo contrario no respondían de la vida del declarante.- En su vista, agrega, se vio precisado a vender las aves de corral, vacas y crías, todo malvendido, debido a la premura de tiempo; cargar su ajuar en unos carros y marcharse a La Coruña, abandonando todo lo que legítimamente le pertenecía y usufructuaba, no regresando y no tomando posesión de todo lo que por la Ley le correspondía, hasta el día quince de Agosto una vez normalizada la situación en la provincia para [sic, será por] la patriótica actitud del Ejército, y hace constar que los frutos los halló intactos, y en su tiempo hizo la recolección total de ellos.- Y que no tiene más que decir, siendo lo dicho la verdad, en la que se afirma y ratifica, firmando con el Instructor después de leída y conforme.- Juan Basteiro.- Jaime Lorenzo Antelo. Archivo Intermedio Militar Noroeste, causa 406 de 1937 contra Manuel Sanchez Brandariz, fol.2r.

POSGUERRA

Si ya nos vamos a los años 40, la parroquia de Brexo estuvo muy acosada por la delincuencia comunista de posguerra. No hay más que darse una vuelta por allí y hablar con los vecinos --trabajadores, buena gente-- para adquirir la convicción de que, como en cualquier otro sitio del rural gallego, tenían verdadero pánico a los Foucellas: Que si en esta casa robaron gallinas, chorizos y otros víveres; que en otra conejos y aguardiente; que el médico estaba amenazado y usaba pistola; que al padre de otro que te lo cuenta le pusieron una pistola al pecho mientras estaba terminando las faenas agrícolas y hubo que dar de cenar a cinco fulanos, etc. La gente cuenta que por allí hubo mucha trangallada de esa, y que estaban hastiados de tanto estalinista que vivía del merodeo. La denuncia que, haciéndose portavoz de sus convecinos pudo haber formulado el protagonista de esta anotación para que la parroquia fuese un lugar más seguro, parece que se empleó por los comunistas como disculpa para privarle de la vida. Es evidente que lo que buscaban como siempre era generar caos, odio, terror, etc. Lo demás es una mera motivación aparente.

HISTORIA DE UN ASESINATO

El 7 de enero de 1947 Jesús Villar Babío salió de su casa del lugar de San Pelayo sobre las ocho y media de la mañana. Iba en la camioneta de su propiedad conducida por el chófer Félix Doval Deschamps y en la plataforma transportaba a cuatro operarios, todos con destino al aserradero o fabriquín de maderas que poseía en la Gaiteira, me dicen que por aquí. Concluida la jornada laboral volvió en el mismo vehículo con el chófer, su hijo Aurelio que se quedó con unos amigos en Lema, y un operario del aserradero, Rogelio Barreiro @ Varela. Llegó a su casa, que aún existe y es la de la imagen sobre las ocho de la tarde. El chófer paró junto a la puerta como tenía por costumbre para que se apease el jefe. Al oír el ruido del camión aproximándose había salido a la carretera su hija Otilia para recibir al patriarca. En la misma puerta estaban esperando dos vecinos por si les traían un arado de vertedera en el vehículo. Al parar, unos siete individuos pistola en mano y tocados con boina en la que se veía una estrella roja, rodearon el camión, se produjeron gritos de manos arriba, a ver, el dinero, y otros. Dos de aquellos pistoleros dispararon contra Jesús Villar Babío delante de su propia hija. Cayó desplomado porque recibió dos heridas en la cabeza y otras tantas en el tórax. Las de la cabeza y una de las del tórax, mortales de necesidad. Su muerte, una vez más, se asienta en el Registro Civil como producida por "hemorragia interna", sin mayor misterio ni afán de ocultación. La crueldad de los comunistas llegó al extremo de obligar a la hija de Villar Babío a que los acompañase por la vivienda para robar lo que les pareció: una escopeta de caza y una botella de coñac, que el alpiste no faltaba. Al fallecido le robaron un reloj de acero inoxidable Longines, una pistola, una bolsita de mallas de plata y dentro un reloj pequeño de bolsillo, dinero salvo la calderilla, y la documentación.

El Mundo obrero que editaba el Comité de Galicia del Partido Comunista de España, en su número 3, de 10 de enero de 1947 (un ejemplar en la causa 93-1947 del Archivo Intermedio Militar Noroeste, por asesinato de Francisco Quiroga Cornes en Iñás), publica un anuncio delirante en el que al dar cuenta de este asesinato llegan al extremo de decir que observaron en el público una gran reacción de simpatía, y que prorrumpió tras el crimen en vivas a los guerrilleros, a la libertad y a la república. En fin, lo que nos interesa del comunicado es la parte verosímil y no los delirios. De acuerdo con las firmas, el atentado fue cometido por el comando del Moncho, Francisco Rey Balbís, del que era comisario político José María Díaz Pan @ el Jaime o Jaimito. En la parte menos verosímil se indica que Villar Babío era falangista, cosa que no me consta --sí que fue concejal de Cambre durante la guerra civil--, y que fue responsable de la muerte de varios antifascistas, cosa que tampoco me consta y parece poco probable habida cuenta de que, como decía, en Brexo no hubo fusilados ni paseados pese a la gravedad de los hechos ocurridos en esta parroquia antes de la guerra. Además, esa supuesta responsabilidad en algunas muertes pugnaría con la declaración del chófer, testigo del atentado, y mucho más verosímil. De acuerdo con la misma no fueron esos los motivos aparentes del asesinato, sino que le dijeron: Te matamos no porque hayas matado, sino que has denunciado para que nos mataran.

Pese a que el Rey Balbís huyó, es de suponer que los demás miembros del comando fueron abatidos por la Guardia Civil, eficacísima en la lucha contra la delincuencia estalinista. Alguno como el Jaime parece que murió en 1950 a manos de sus propios compañeros comunistas en Vilarmaior. Para el caso de evitar que estos iluminados siguiesen generando huérfanos y viudas, aunque la solución no la proveyese la Guardia Civil, en la práctica fue igualmente válida.

Mis notas: Causa 47 de 1947, sobre atraco a mano armada y asesinato de Jesús Villar Babío en Brexo (Cambre).