viernes, 25 de septiembre de 2015

Asesinato de Arcadio Vilela Gárate (y II)

MOVIMIENTOS DEL COMANDO PREVIOS AL ATENTADO

Aquel 19 de mayo de 1946 la partida comunista se dirigió al edificio La Terraza sobre las diez y media de la noche. Llevaban dos bombas. Al abrir la puerta inmediata al Kiosco Alfonso salió Ramiro Roo Pedrares, conserje de la Delegación Provincial de Sindicatos quien les preguntó qué querían. Respondieron con una disculpa diciendo que buscaban a un militar que el conserje no conocía en aquella dependencia. Desistieron y se fueron hacia el Hogar Juvenil Juan Canalejo del Frente de Juventudes. Se encontraba en la calle del Comandante Fontanes frente al ambulatorio y parte de Hacienda. Contaba con un bajo de gran altura con teatro, gimnasio, locales de ensayo y otras dependencias. En el piso alto había aulas, despachos, locales de ocio, etc. Al llegar allí la partida, según Bello Parga, José Pedreira de la Iglesia @ el Tomás Padilla, lo consideró un objetivo muy pobre y desistieron. Ya conté que sé por tradición oral que el día que asesinaron a Arcadio Vilela, se decía que los del Foucellas --nombre que daban a cualquier partida comunista-- estuvieron en casa de Carlos Puga Pequeño (calle del Regidor Somoza, que hace esquina a Comandante Fontanes) y llegaron a zarandear al ama de llaves, Susana; Puga se escapó por los sótanos y no lo localizaron. De esto no aparece nada en la causa que veremos, pero me consta que la madre de un amigo presenció el atentado contra Vilela desde su casa de Rubine, la Guardia Civil le tomó declaración en el cuartel, y tampoco aparece su testimonio en el sumario.

EL ATENTADO

Según Amador Domínguez Pan @ el José Pimentel, el atentado contra Vilela fue consecuencia de un plan premeditado en Gandarío. Allí se acordó que dos voluntarios debían venir a La Coruña a asesinar a otras tantas figuras de Falange y "volar el transformador de la Radio Nacional". Se presentaron voluntarios Manuel Luis Bello Parga y José Pedreira de la Iglesia, @ el Tomás Padilla, quienes se desplazaron a La Coruña y recogieron a Claudio Díaz Milia @ el Manolete y José da Silva Bartomé @ el Moreno --Bello Parga sustiye a este por Rafael el Andaluz--, agenciándose las bombas correspondientes. Una la colocaron bajo el coche de acoplamiento de antena de Radio Nacional de España y días después vieron por la calle a Arcadio Vilela. Bello Parga dijo a los demás "este es para mí" y después de seguirle un corto trecho, al meterse en el portal, --según Domínguez Pan de su domicilio pero en realidad era el de El Ideal Gallego--, lo asesinó. En este atentado José da Silva Bartomé resultaría herido en una mano. De acuerdo con lo anterior Manuel Luis Bello Parga sería el autor material del asesinato (Archivo Intermedio Militar Noroeste, causa 433/1948 contra Amador Domínguez Pan y otros, fol. 4r).

Según Francisco Rey Balbís @ el Moncho, "ajusticiamos al asesino Vidiela [sic], unánimemente odiado, en la misma entrada de la redacción de 'El Ideal Gallego'. Fue Manolito Bello, joven de 19 años [sic, serán 21], quien ejecutó a Vidiela [sic]" (Las guerrillas en Galicia : Relato de "Moncho", antiguo jefe de la Agrupación Guerrillera de Galicia, recogido por J.E. En : Nova Galicia : revista de cultura y política, 14-15, 1969, octubre, 1, pág. 37. Recuperable en el micrositio de prensa del Partido Comunista de España en la web del Ministerio de Educación correspondiente a la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica).

Ambas versiones coinciden en señalar a Manuel Luis Bello Parga como autor material de los disparos que acabaron con la vida de Arcadio Vilela Gárate. No obstante lo anterior, a mí se me ofrecen dudas, máxime cuando cada vez me parece más cierta la experiencia popular que caracteriza a los comunistas como individuos que nunca dicen la verdad, que son más falsos que un duro de madera y van por detrás. Digo que mantengo ciertas reservas en torno a la autoría material del asesinato por parte del Bello Parga, en primer lugar porque del sumario con el que se le condenó no resulta que fuese el autor material de los disparos; y también porque la madre de un amigo --ya lo contará él con detalle-- lo vio todo desde su casa frente por frente al portal de El Ideal Gallego, conocía al Bello Parga por motivos de vecindad, y aseguraba que quien salió del portal no fue éste sino otro individuo de la partida comunista, que se metió hacia el corralón de Rubine. Sea como fuere, que disparase o no es irrelevante porque de acuerdo con el Código Penal de entonces y de ahora se le puede reputar autor de un  delito de asesinato en tanto se considera autor de un delito a aquel que lo realiza, bien sea solo o de forma conjunta (CP, art. 28).

De acuerdo con la causa y el testimonio de la madre de este amigo resultaría lo que sigue. La partida se retiraba y al pasar por la plaza de Pontevedra vio que salía del famoso café Unión, situado en el edificio Escariz, esquina Payo Gómez, digo que los integrantes del comando vieron salir de allí a Arcadio Vilela Gárate. Lo siguieron porque así lo habría ordenado José Pedreira de la Iglesia, @ el Tomás Padilla. Por la acera de la derecha de Rubine iban Pedreira y Bello Parga siguiendo a Arcadio Vilela. Por la de la izquierda y algo adelantados marcharían el Manolete y el Rafael. Cuando el periodista se introdujo en el portal de El Ideal Gallego --solar ocupado hoy en el bajo por una cervecería-- José Pedreira de la Iglesia lo siguió y le disparó por la espalda. De los disparos que efectuó el pistolero, uno le atravesó el corazón, otro le afectó al tronco y el tercero a una pierna. En su partida de defunción consta con total normalidad que falleció de "hemorragia interna", por si alguien tiene dudas. Vemos, una vez más, que no se trataba de un eufemismo ni existía intención de ocultar los motivos de la muerte como se dijo que ocurría con los ejecutados durante la guerra civil --por parte de algunos por no haberse leído la Ley del Registro Civil, y por otros que la conocían por agitar, que algo queda.



No contaban los pistoleros conque por la misma avenida de Rubine marchaban varios integrantes de la Brigadilla hacia la plaza de Pontevedra, siguiendo a los que querían secuestrar a Pedro Abelenda. En cuanto los guardias oyeron los disparos sacaron sus armas dando el consiguiente ¡alto a la Guardia Civil! Visto por los demás miembros del comando que los guardias sacaban y montaban sus armas, rompieron fuego contra estos, al que replicaron los de la Benemérita. Formaban la Brigadilla en aquel momento los cabos primeros Vicente Peralta López, Luis Expósito Castaño y Fernando Méndez Cerezo; junto con los guardias segundos Pedro Pellicer Nicolás, Francisco Morais Figueroa, Manuel Blanco Blanco, Faustino Dorado Dorado y Plácido Antelo Pan. Como consecuencia de lo anterior resultó herido grave en la cara externa del muslo izquierdo, con rotura de fémur, el cabo primero, jefe de la Brigadilla, Vicente Peralta López al que rodearon sus compañeros rodilla en tierra para protegerlo y repelieron la agresión. Otro de los heridos venía de dar un paseo por la playa de Riazor con su esposa y entraba en Rubine por donde se encontraba la Casa de Baños La Salud. Se trataba de un brigada de Artillería, Feliciano Sabajanes Fernández. De repende se sintió herido en un hombro por un disparo. Él y su esposa dieron un rodeo por Comandante Barja y el lesionado ingresó por su propio pie en el Sanatorio del Pilar situado en la plaza de Pontevedra, al que también se llevó a Peralta.

Los comunistas huyeron por el corralón de Rubine, evocado hoy en unas galerías comerciales.



Entraron en uno de los portales y tras subir al último piso rompieron la claraboya por la que accedieron al tejado. Abandonaron las dos bombas y en el tejado se encontraron manchas de sangre, señal de que los disparos de la Guardia Civil alcanzaron a alguno de los violentos. Manuel Luis Bello disparó contra los guardias --parece que pudo haber sido quien hirió a Peralta-- hasta que se le encasquilló el arma. Salió entonces corriendo por Rubine, plaza de Pontevedra, Teresa Herrera y plaza de Lugo, en donde una pareja de la Guardia Civil le cortó el paso. Retrocedió pero no pudo llegar a la plaza de Pontevedra porque los guardias que lo perseguían lograron capturarlo.

CONSEJO DE GUERRA, SENTENCIA Y EJECUCIÓN

A las diez de la mañana del 22 de junio de 1946 se reunió en la Sala de Justicia del Acuartelamiento de Atocha el consejo de guerra ordinario de plaza, para ver y fallar la causa instruida en procedimiento sumarísimo contra Manuel Luis Bello Parga (de 21 años, dependiente de comercio, vecino de La Coruña) y otros más algunos en rebeldía, por los delitos de asesinato y rebelión militar. Presidió al Consejo el teniente coronel de Infantería, José Martínez Parada. Como vocales formaron parte del mismo los capitanes de Artillería Antonio de Andrés Andrés y Luis Carvajal Fouce; junto con el capitán de Infantería Augusto Sánchez Romero. Fue vocal ponente  el capitán auditor Eduardo Sanjurjo de Carricarte. Representó al Ministerio Fiscal el también capitán auditor Sergio Peñamaría de Llano. De la defensa se encargó el capitán de Artillería Benito Rivas Pichel.

El capitán Rivas Pichel negó que a Bello se le pudiese reputar autor del asesinato de Vilela, autor del robo con resultado de muerte en la persona de Doval y colocación de explosivos en Radio Nacional de España y vías férreas. Los testigos que depusieron a su favor dijeron que consideraban a Bello un anormal, pero no se presentó un informe médico que lo probase. Por su parte el fiscal lo consideró autor de los delitos mencionados y terminó su alegato dirigiéndose al terrorista pidiéndole que se arrepintiese y colaborase con la Justicia para detener a los demás delincuentes; añadió por último que, en nombre de la Ley, pedía que el Consejo impusiese la pena de muerte al procesado. La respuesta de Bello Parga nos lo dibuja como alguien absolutamente fanatizado, sin sentimientos, que se abstrae del dolor que ocasionó a las viudas y huérfanos de Manuel Doval Lemat y Arcadio Vilela Gárate. Respondió al fiscal diciendo "que él no había cometido ningún asesinato ni atraco a mano armada y que solamente cumplía órdenes que recibía del Estado Mayor de la fuerza de resistencia republicana, y que él se consideraba un patriota". No tengo que recordar que Bello sería uno de los que se presentaron voluntarios en Gandarío para asesinar a dos figuras de la Falange en La Coruña; que ese grandilocuente estado mayor de la pomposa fuerza de resistencia republicana, no representaba a nadie, o a 30 personas, que con los apoyos podían ser 100 en toda la provincia de La Coruña --lo cual es lo mismo que decir nadie; y que su acendrado patriotismo lo llevaba a servir al comunismo internacional que por aquellas fechas era tanto como decir servir a una potencia extranjera como la URSS. Nadie desconoce que entonces el PCE del que dependía y al que servía Bello Parga no era autónomo sino la Sección Española de la Internacional Comunista, dirigida por Stalin, gran demócrata; que el mismo Bello cuenta que sus compañeros de partida asesinaron a un tal Jardy, pistolero del grupo, por suponerle relaciones con la BBC y otras potencias capitalistas... Quien crea que estos benditos luchaban por la libertad y la democracia, o está de broma, o es un ingenuo, o miente, pero no de cualquier modo: miente, si se me permite, más que dientes tiene. Luchaban como comunistas que eran por implantar el socialismo real, o lo que es lo mismo, un régimen totalitario de tipo comunista.

Reunido el consejo para deliberar en sesión secreta consideró a Manuel Luis Bello Parga autor de un delito de rebelión militar; de otro de robo a mano armada con resultado de muerte en la persona de Doval Lemat; y de otro más de asesinato de Vilela Gárate. Como todos estos delitos estaban castigados con la pena capital y el consejo no apreció atenuantes, condenó a muerte al encausado. La sentencia, previo dictamen favorable del auditor Hernán de Martín-Barbadillo y Paúl, fue aprobada por el capitán general Salvador Múgica Buhigas en decreto de 24 de junio de 1946. Como la resolución judicial incluía una pena de muerte, se suspendió la ejecución de la misma hasta tanto no se recibía el enterado del Gobierno o la conmutación por reclusión perpetua (30 años). El Gobierno se dio en este caso por enterado de la pena de muerte impuesta y por parte de la Asesoría Jurídica del Ministerio del Ejército se comunicó que el reo debía ejecutarse en garrote. A las seis de la tarde del 10 de julio de 1946 Manuel Luis Bello Parga fue notificado de la sentencia y se le puso en capilla. Transcurridas que fueron las doce horas que marcaba el Código de Justicia Militar, a las seis de la mañana del día once se ejecutó la sentencia en las propias dependencias de la Prisión Provincial de La Coruña. Según un amigo que hacía el servicio militar y se encontraba en una garita, el garrote se instaló en el paseo de ronda descubierto que rodea la prisión, entre la puerta interior del edificio administrativo en el que también tenía su vivienda el director, y la puerta de la cárcel propiamente dicha. Se juntó bastante gente. En un momento determinado mi amigo escuchó un viva que debió pronunciar Bello Parga y al poco vio que echaban una sábana sobre el reo. Certificada la defunción se le enterró en el nicho nº 80, fila 3ª, del cementerio de Santa María de Oza, nicho hoy desaparecido al encontrarse en la zona en la que se amplió el acceso a esta necrópolis. Quedan así sin ningún valor patrañas  romanticonas según las cuales su tumba --se decía que en tierra-- aparecía siempre cubierta con una estrella de cinco puntas confeccionada con claveles rojos, que le pondría su novia --a la que los comunistas tenían por confidente de la policía al creer que les había infiltrado a varios topos de la Guardia Civil.

Mis notas: Causa 271 de 1946, correspondiente al Registro de la Capitanía General de Galicia por asesinato de don Arcadio Vilela Gárate y actos de terrorismo, contra Manuel Bello Parga y otros (316 páginas).


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