domingo, 27 de octubre de 2013

Agresión de socialistas a un falangista: ¡Arriba! y ¡abajo!

Con ocasión del mitin que celebró la JAP en el teatro Rosalía de Castro, que según ya vimos, se celebró el domingo 12 de enero de 1936, el conserje de Falange y vendedor del semanario ¡Arriba! se acercó a las inmediaciones del teatro para pregonarlo y venderlo. Esto dio pie a que se produjese una agresión que da idea tanto del sectarismo de las Juventudes Socialistas, como de la politización de la guardia de Asalto.

El vendedor se llamaba Avelino Méndez Núñez, tenía 22 años, y se debió situar en las inmediaciones de la Casa de Agar (nº 1 de la calle Real) por donde también se encontraba un grupo de maleantes informativos de las JJ SS. Cuando Avelino voceaba ¡ARRIBA! los socialistas levantaban el puño y gritaban ¡ABAJO! Se debieron cruzar insultos y dos de los socialistas se acercaron al vendedor propinándole unas bofetadas de las que se defendió. Se acercaron también dos sargentos del Ejército que los separaron. No conformes los de izquierdas volvieron a echarse sobre el vendedor, interviniendo un cabo de Asalto que deshizo el lío. Llegó entonces el capitán, también de Asalto, Manuel Patiño Porto --paseado en Sevilla al comienzo de la guerra-- que trató de hacer mover al muchacho, pero ante la indicación de los izquierdistas de que lo cachease, lo pasaron al portal de la Casa de Agar en donde se le registró y demostró que estaba autorizado por el Gobierno Civil para vocear y vender el ¡Arriba! Al salir del portal, el capitán Patiño le indicó que se marchase de allí; como parece que no se fue, el teniente Moinelo, también de Asalto, le pegó un porrazo. Esto dio pie a que los socialistas se envalentonasen y al grito de ¡HAY QUE MATARLOS! acorralasen al vendedor que fue arrollado hacia ese local de la imagen que ocupaba entonces El Capricho, un bazar en el que era común comprar regalos de boda y vajillas, loza, porcelana, objetos de cristal de Bohemia, etc. En la refriega que se produjo parece que Avelino empujó a uno de los socialistas, Constantino Abelenda Catoira, contra el escaparate, resultando rota una luna curva, otra recta, y objetos expuestos ocasionándose daños por valor de algo más de dos mil pesetas. Constantino huyó pero Avelino fue tras él y le dio alcance. Denunciados los dos contendientes, fueron procesados aunque se beneficiaron de la amnistía que promulgó el Frente Popular en cuanto llegó al poder.

En mi opinión, Avelino no estaba solo. En el sumario deponen varios falangistas, algunos tan conocidos como Diego Salas Pombo, que tenía 17 añitos; Antonio Naya Veira, que contaba 17; Francisco Fernández Fernández, también de 17; Raúl Boo Franco, de 33; Antonio Roldán Martínez, de 22 años; Antonio Martínez Almoyna, de 19; Antonio Canalejo Castells, de 30; José Luis Mariño Cea, con sólo 16 años; o José María Velasco Calvo, conocido por Chemari o Chemaría, de 19 años. Todos vienen a decir que pasaban por allí. Yo creo que en absoluto pasaban por allí. En mi opinión estaban protegiendo al vendedor de ¡Arriba! de la acometividad de los socialistas, que en lo que se conocía como lucha por la calle, no estaban dispuestos a que en los lugares de tránsito público se oyese otra voz distinta a la suya.

La Voz de Galicia correspondiente al martes 14 de enero de 1936, en su línea de restar importancia a cualquier desorden público, dio cuenta de lo ocurrido en la noticia que dedicó al mitin de la JAP:

A la salida se produjeron diversas colisiones y algún revuelo, aunque sin mayor importancia, por fortuna.

El hecho de pregonarse simultáneamente "El Socialista" y el órgano fascista "Arriba" determinó uno de los choques, siendo maltratado el segundo de los vendedores, Avelino Méndez.

Varios jóvenes, estudiantes o no, que la cosa no está muy clara, riñeron y forcejearon también a la entrada de la calle Real. En el belén que se produjo fueron a chocar contra uno de los amplios escaparates de "El Capricho", rompiéndose una de las lunas y una preciosa vajilla de porcelana. Un accidente puramente fortuito.

Acudieron los Guardias y la calma renació pronto, prosiguiendo en paz el paseo por la céntrica vía.

Por suerte todo lo roto estaba asegurado.

En la calle de Bailén, en la contigua de San Nicolás y aún en el Campo de la Leña, hubo todavía algunas peleas individuales entre jóvenes elementos de distintos bandos. Pero también atajó los incidentes una oportuna y sensata intervención.

Ayer al atardecer hubo nuevas bofetadas en el Cantón; pero sin consecuencias.

El Ideal Gallego da su versión sobre lo ocurrido, también en su número de 14 de enero de 1936:

Resulta rota una luna de un comercio de la calle Real

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En un incidente provocado por los socialistas

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Un grupo de individuos de filiación socialista, trataron de impedir ayer al mediodía al conserje del centro de Falange Española, Avelino Méndez Núñez, que vendiese al público, en la calle Real, el semanario "Arriba", pertenecientes al movimiento de las J. O. N. S.

El conserje hizo caso omiso a las advertencias de sus provocadores, y continuó en el desempeño de su misión, surgiendo un pequeño incidente.

Intervino entonces un oficial de Asalto y registró al vendedor de "Arriba", al propio tiempo que le exigía la oportuna autorización para la venta del semanario.

Esta fué presentada, y, acto seguido, el oficial maltrató al citado conserje.

Los alborotadores se envalentonaron y acorralaron contra un escaparate de la calle Real, al Avelino, con intención de agredirle.

Mas el vendedor esquivó con astucia los golpes de sus contrincantes, yéndose la avalancha de los agresores contra el escaparate. Cayó éste hecho añicos, y realizada la hazaña se dieron a la fuga los que iniciaron la agresión. Entonces, fue Méndez Núñez nuevamente maltratado por otro oficial de Asalto.

Inmediatamente el conserje de Falange Española fue en persecución de los que huían, y pudo alcanzar a uno de ellos, al que detuvo y pudo entregar a los guardias de Seguridad. El detenido parece ser que es uno de los principales promotores del incidente, y uno de los autores materiales de la rotura de la luna.

Los guardias también detuvieron al vendedor de "Arriba" y a un transeúnte que estaba comprando dicho semanario, y que no había tenido nada que ver con el suceso.

Los tres pasaron ayer mañana a la presencia del juez de instrucción de guardia, y después de prestar declaración fueron puestos en libertad.

Avelino Méndez Núñez debió ser una persona muy popular, querida en La Coruña, y por los falangistas en particular. En 1943 se impuso la medalla de la Vieja Guardia a aquellos falangistas que lo eran antes de la guerra, y por lo tanto habían sufrido persecuciones durante la república, siendo encarcelados con el Frente Popular en el poder. Del afecto que le tenían puede dar idea el hecho de que al llegar el turno de imponer la medalla a Avelino la concurrencia prorrumpió en una ovación prolonga. Lo cuenta la Hoja Oficial del Lunes correspondiente al 18 de enero de 1943:

Al ser colocado el emblema en el pecho de los camaradas, los presentes les tributaron cariñosos aplausos, que se traducen en una gran ovación, prolongada largo rato, cuando es llamado Avelino Méndez Núñez. Se trata de un camarada muy perseguido y maltratado por los marxistas en tiempos del Frente Popular. Se distinguió e hizo popular en La Coruña por su valentía al vocear el periódico "Arriba". El camarada Méndez Núñez fue combatiente en nuestra guerra de liberación, y hace unos meses ha regresado de Rusia, donde ha combatido en las filas de la gloriosa División Azul.

Si algo parece que caracterizaba a Avelino yo diría que era ser un chico valiente. Él fue quien repelió y evitó el asalto al local de Falange que intentaron socialistas y comunistas a los pocos días. Este local era muy humilde. De su pobreza puede dar idea la descripción de Moure Mariño (Galicia en la Guerra, p. 203):

Estaba situado en la calle de la Barrera 28, 2º; a la única habitación con que contaba, daban acceso unas escaleras empinadas y obscuras; la luz era escasa en el cuarto, y, tan bajos los techos, que casi podían ser alcanzados con la mano. Unos toscos bancos de madera, una mesa y una silla, componían la totalidad del mobiliario del primer centro coruñés de Falange. En medio del local, sobre la bandera rojinegra falangista, podía verse un retrato de José Antonio con el yugo y las flechas. Las paredes estaban extrañamente decoradas: había un zócalo en el que se cruzaban ángulos blancos y negros, y, en las partes más elevadas, dibujos de calaveras, inscripciones de "¡Arriba España!" y flechas y yugos que aparecían por todas partes.

Como digo, fue Avelino quien impidió a los pocos días el asalto a este local por parte de socialistas y comunistas. Esto dio pie a que se produjera una nueva colisión en la que sé por tradición oral familiar que los de la Lejía agredieron a tiros a los hermanos Canalejo y a Avelino. Lo cuenta El Ideal Gallego correspondiente al 21 de enero de 1936:

Socialistas y comunistas intentaron asaltar anteayer el local de F.E. de las J.O.N.S.

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Poco después agredieron a pedradas y a tiros a los hermanos Canalejo y al conserje de la Falange

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Un grupo numeroso de socialistas y comunistas, intentó asaltar anteayer al mediodía, el local social de Falange Española de las Jons, sito en la calle de la Barrera, 28, segundo.

Un afiliado a Falange, que estaba dentro del local, evitó valientemente el asalto y después salió a dar cuenta del suceso al jefe de la organización señor Canalejo Castells (don Juan).

El señor Canalejo, que estaba en su casa, salió acompañado de su hermano don Antonio con intención de dirigirse al local, y cuando pasaban por la calle del Orzán, en la confluencia de esta vía y la del Sol, fueron agredidos por el mismo grupo que intentó asaltar el local de la Falange.

Para repeler la agresión, que los socialistas hacían con piedras y armas cortas de fuego, don Juan Canalejo se vio obligado a hacer uso de la pistola, defendiéndose a sí mismo, a su hermano y al conserje del local, que iba con ellos.

Cuando el señor Canalejo contestó a los dos disparos que se le han hecho huyeron socialistas y comunistas en distintas direcciones, apareciendo momentos después, cuando intervenían tres guardias para detener a los que con decisión repelieron la salvaje agresión que se le hacía.

Estos hechos ya tenían su precedente cuando el domingo por la mañana paseaban tranquilamente los señores Canalejo por la calle Real y Cantones.

A dicha hora se les hizo objeto constante de insultos y amenazas por socialistas y comunistas, insultos y amenazas que desdeñaron los hermanos Canalejo evitando con prudencia un incidente que pudo tener fatales consecuencias.

Del valor de Méndez Núñez me contaron una anécdota. En la posguerra unos niños estaban con él y otros adultos en la cafetería Linar, establecimiento situado en el callejón del Perete o General Mola. De repente alguien montó follón y se puso a acometer a la concurrencia. Avelino dijo a estos niños que se metiesen debajo de la mesa, se levantó, y dirigiéndose al violento le redujo la irascibilidad a base de bofetadas, y ¡como repartía! recordaba quien de niño le vio dar esas bofetadas desde debajo de aquella mesa.

Con lo cual llegamos a lo de siempre. Que tras el 18 de julio los perseguidos en zona nacional fueron los rojos y quienes les dejaban hacer, es algo cierto; como no es menos cierto que antes estos perseguían y maltrataban a falangistas, derechistas, católicos, o a aquellos trabajadores que tenían por esquiroles. No haber empezado y no los habrían calentado, lo cual tampoco creo que les conviniese a los auténticos culpables porque se habría evitado una guerra, con los excesos inherentes a cualquier conflicto bélico; y así sus herederos ideológicos no tendrían como tienen ocasión de dar la murga con sus frustraciones por haber perdido, ni de hacerse las víctimas y dar pena por toda la eternidad.




domingo, 20 de octubre de 2013

Más sobre la quema de Santa María de Vigo (Cambre)

Ya me ocupé del incendio que calcinó la iglesia parroquial de Santa María de Vigo (Cambre) basándome sobre todo en la tradición oral. La causa que se incoo para investigar este incendio --que transcribo en mis notas al final-- aporta información de interés que en general no desmiente a la tradición oral. Tal vez haya que replantear el papel del párroco, del que contaban las gentes de esta parroquia que impidió que llevasen a varios vecinos para pasearlos; o que sobre el incendio de la iglesia nunca dijo quienes eran. No pongo en duda que evitase los paseos entre sus feligreses, de hecho en esta parroquia no se ejecutó ni paseó a ningún vecino; pero si calló lo que sabía antes de comenzar la guerra, una vez iniciada esta, a la hora de ser requerido por la justicia cuando esta pretendía averiguar quienes fueron los incendiarios, el sacerdote declaró lo que sabía o suponía.

En torno al 21 de mayo de 1936 el párroco, D. Ramón Mato Míguez, tuvo noticia de que la Sociedad de Campesinos y Trabajadores de Santa María de Vigo, pese al desmentido de sus integrantes, parece que afecta o muy vinculada a la CNT --alguno de sus miembros da la impresión de que mantenía una relación subordinada al Ferranchín-- esta sociedad o sindicato, digo, tuvo una reunión en la que se decidió notificar al sacerdote que debía abandonar la parroquia y tierras del iglesario. Si en Brexo y Bribes habían echado al cura, en Vigo no iban a ser menos. Como en días sucesivos el sacerdote fue llamado a que se marchase, decidió trasladarse a La Coruña en donde permaneció unos ocho o diez días, regresando nuevamente a su parroquia. La sociedad se reunió de nuevo, esta vez en el Campo de San Roque o Soto para expulsarlo, y discutieron con otros vecinos partidarios del cura interesados en que se quedase. Concluida la reunión no se adoptó ningún acuerdo en concreto.

Llegó así la noche del 11 al 12 de junio de 1936 en que apareció la iglesia envuelta en llamas y resultó calcinada. No llegó a arder la sacristía, aunque fue desvalijada. Se encontraron botellas de gasolina --y no bidones como señala la tradición oral-- y en opinión de los guardias civiles que se presentaron en el lugar, los incendiarios debieron fracturar una puerta que da al Norte; ya en la iglesia subieron al coro, de este al campanario, rociaron el tejado por su perímetro, cayendo toda la cubierta al mismo tiempo. 

LO QUE SE QUEMÓ

 Imágenes de la Virgen de las Nieves (patrona), San José, Ángel de la Guarda, un Cristo, Santa Catalina, Virgen de la Concepción, Virgen de la Soledad, San Antonio, San Blas, San Roque, Purísima, una imagen antigua de la Virgen y un Vía Crucis.

Ornamentos y demás bienes muebles: el Monumento de Jueves Santo; cuatro andas, tres de estas de pino y una de castaño; tres misales; cinco casullas; un alba con su amito y cíngulo; tres mesas de corporales; un Parvus codex; 30 candeleros, de ellos seis de metal blanco y dos dorados; un cepillo; tres retablos; un púlpito de castaño; cinco confesionarios, uno de castaño; siete bancos de madera; dos mesas para colocar la cera de difuntos; una caja con cera; una pila bautismal de mármol;  un atril; una lámpara; el calderillo para el agua bendita; la Cruz parroquial de plata y algunas cosas más que no se recordaban cuando el juzgado solicitó que se relacionasen.

Las pérdidas de los bienes muebles ascendieron 5.122 pts. Los daños en las obras de fábrica se tasaron asimismo en 15.000 pts. Lo peor en estos casos no es el quebranto económico; lo peor es el daño moral infligido con sus inevitables consecuencias de miedo, odio y ánimo de venganza, que por pasionales, rara vez guardan proporción al daño causado.

LA INVESTIGACIÓN

Al producirse el incendio, el Juzgado de instrucción del Distrito de la Audiencia incoo el correspondiente sumario. Auxilió a este la Guardia Civil, a la que extrañó que el sacerdote no hubiese dado parte del incendio, sabiéndose después que fue por temor al tener que acusar a la Sociedad de Campesinos y Trabajadores de Santa María de Vigo; también practicó diligencias para esclarecer lo ocurrido el Juzgado Municipal de Cambre. Todo en vano. El juez del Distrito de la Audiencia declaró terminado el sumario sin dirigir el procedimiento contra nadie el 6 de julio de 1936 siendo sobreseído provisionalmente en la Audiencia Provincial el 8 de agosto del mismo año.

El 3 de enero de 1938 se personó en la parroquia de Santa María de Vigo, Francisco Brea Cadavid, cabo de la Comandancia de la Guardia Civil de La Coruña acompañado del también cabo Eugenio Blanco Abuide y guardias Juan García Oviedo, José Seijo Carneiro, Tomás Rodríguez Luengo y Luis Paz Abelleira, todos adscritos a la Brigada de Servicios Especiales o Brigadilla. Las diligencias que practicaron dieron pie a que se reabriese el sumario. Como el hecho de incendiar una iglesia es un acto revolucionario que junto con otros análogos, culminó desde el comienzo de la guerra en otros más que trataba de sofocar el Ejército se consideró que existía una íntima relación, que los primeros abrieron camino a los segundos. Por todo ello el Juzgado de instrucción del Distrito de la Audiencia atendió el requerimiento de la jurisdicción castrense y la Auditoría de Guerra del 8º Cuerpo de Ejército acabó conociendo del incendio que nos ocupa prosiguiendo las investigaciones el Juzgado Militar Permanente de La Coruña.

LOS ACUSADOS

De las investigaciones realizadas resultó que el incendio fue provocado o instigado por miembros de la Sociedad de Campesinos y Trabajadores de Santa María de Vigo, dirigiendo el juzgado militar el procedimiento contra:

Antonio Castelo Suárez: era presidente, pero se había trasladado en 1936 a La Coruña en donde el Ayuntamiento informó que era de buena conducta. Los informes de la Guardia Civil también le fueron favorables al no considerarlo persona de acción.

José Pazos Rodríguez: secretario de la sociedad, los informes le fueron adversos. La Guardia Civil lo consideraba persona de acción, extremista, algo peligroso y gran propagandista del Frente Popular, aunque al igual que los demás, desde el Movimiento no se supo que interviniese en contra. El Ayuntamiento de Cambre lo tachó de extremista exaltado.

Manuel Cañás Lens: vicesecretario, la Guardia Civil informó de él en el sentido de considerarlo persona de acción, extremista y algo peligroso, acusándole de ser el autor o inductor del incendio, siendo de los más destacados en el sindicato. En términos similares informó la Alcaldía de Cambre.

Vicente Cacheiro Pena: vocal, con informes desfavorables de la Guardia Civil que lo tacharon de persona de acción, extremista y algo peligroso. El Ayuntamiento de Cambre informó sobre su conducta señalando que era extremista, peligroso y exaltado.

José Salgado Cambón: según la Guardia Civil, por rumor público se sabía que era el enlace del sindicato o sociedad de Santa María de Vigo con los de Brexo y Bribes considerándolo persona extremista y peligrosa. El rumor también lo acusaba de ser el que llevó la gasolina para incendiar la iglesia. Se defendió señalando que si iba a una taberna de Lema (Brexo) en donde tenían lugar las reuniones de Izquierda Republicana, era porque su hermana era la tabernera y le ayudaba en días de feria o fiestas, no porque fuese enlace. Un testigo señaló que se había quejado al Ferranchín sobre la vuelta del cura a lo que el anarquista respondió que eso ya se arreglaría. Esto parece sugerir esa relación de subordinación a la que me refería más arriba.

Antonio Cañás Lens: socio, concejal del Frente Popular en Cambre, con informes desfavorables de la Guardia Civil que lo consideraba persona de acción, extremista y algo peligroso, acusándole el rumor público de haber intervenido en el incendio, sabiéndose además que en su domicilio se reunían los componentes del sindicato. El alcalde de Cambre lo calificó de extremista exaltado. Según el párroco, una vez comenzada la guerra fue uno de los que se acercaron por su domicilio para proponerle iniciar una suscripción con la que reparar la iglesia, cosa que le sorprendió al no ser personas religiosas. Según el sacerdote, le dijo que quería arreglar este asunto cuanto antes pues no quería morir en un monte. Tres de los cuatro que pusieron una bomba en la casa rectoral de Monteagudo (Arteixo), también se dirigieron al párroco con posterioridad para pedirle perdón ofreciéndose a repararle los daños, confesando a la vez que habían sido ellos quienes le pusieron la bomba. Quiero decir con lo anterior que si bien en Santa María de Vigo quienes se ofrecieron de forma separada para abrir una suscripción o llevar adelante alguna iniciativa con la que reparar la iglesia no confesaron su culpabilidad al sacerdote, parece que emplean aquello de excusatio non petita...

Fueron detenidos aunque el Juzgado Militar no los procesó por no reputar suficientes los indicios de criminalidad:

Felisardo Roel Camba: socio, tuvo a su favor los informes de la Guardia Civil que lo consideraban persona de izquierdas pero no de acción. En términos análogos informó la Alcaldía de Cambre.

José Couto Parga: tesorero, con informes favorables de la Guardia Civil, que pese a pertenecer al sindicato no lo consideraba persona de acción al igual que la Alcaldía de Cambre. El párroco lo señaló entre los tres que fueron a hablar con él de forma separada para abrir una suscripción con la que reparar la iglesia.

Antonio López Ríos: socio, con informes favorables de la Guardia Civil y Alcaldía de Cambre al no considerarlo persona de acción.

Pedro Fachal Freire: socio, con informes favorables de la Guardia Civil y Alcaldía de Cambre que lo consideraban persona de ideas izquierdistas pero no hombre de acción. Lo señaló el sacerdote como uno de los tres que se le acercaron para proponerle abrir una suscripción con la que reparar la iglesia.

José Cacheiro Chas: procesado con anterioridad por tenencia ilícita de armas. Aunque lo señaló el sacerdote en un primer momento, parece que fue por error pues estuvo afiliado al Partido Agrario de Martínez de Velasco. Según la Guardia Civil, por rumor público se sabía que no había pertenecido al sindicato, era persona de orden y buena conducta habiendo trabajado en las elecciones de febrero de 1936 al lado de las derechas con Arturo Molina, cosa que dio pie a que fuese vejado por los componentes de la sociedad de Santa María de Vigo. Fue el primero al que se puso en libertad.

Sea porque no aparecieron cargos concretos contra ninguno, porque no tenían antecedentes penales, porque no hicieron una oposición violenta al alzamiento, porque algunos de los testigos dijeron de ellos que hasta hacía poco tiempo toda la parroquia los consideraba buenos vecinos, lo cierto es que la causa fue sobreseída por el auditor. Como resultado de lo anterior, procesados y detenidos fueron puestos en libertad salvo Antonio Castelo Suárez, presidente; José Pazos Rodríguez, secretario; José Couto Parga, tesorero; Manuel Cañás Lens, vicesecretario; y Vicente Cacheiro Pena, vocal. Estos quedaron constituidos en detención gubernativa a disposición del delegado de Orden Público. Al no averiguarse quienes fueron los autores del incendio, parece que se quiso descargar la responsabilidad en la junta directiva. Yo diría que en general los consideraron unos envenenados, en el fondo unas víctimas, trabajadores, buena gente, pero vulnerables por su escasa formación a las propagandas extremistas o demagógicas.

Tengo pendiente ocuparme del incendio que provocaron en la casa o pazo que Narciso Correal y Freyre de Andrade tenía en Santa María de Vigo, pero será en otra ocasión.




domingo, 13 de octubre de 2013

En Mondoñedo: vivas al fascio, a España y a la Guardia Civil

Aunque no suelo salir de mi partido judicial de La Coruña, hoy me voy a Mondoñedo para tratar de entender porqué los vecinos daban estos vivas tan sorprendentes antes de comenzar la guerra.

Como en otras partes, el Ayuntamiento de Mondoñedo estaba formado por una comisión gestora nombrada por el gobernador frentepopulista de Lugo. Tomaron diversos acuerdos de los de meter el dedo en el ojo para generar odio y buscar confrontación. Asumieron con ligeras modificaciones un escrito de la Agrupación Socialista y sindicatos afines, que junto a peticiones razonables como activar la consecución de un instituto y escuelas graduadas, se internaba por esos vericuetos de lo que hoy llamamos ir al choque de trenes: rescatar una capilla de titularidad municipal en el lugar de Alcántara, es de suponer que para dedicarla a cualquier menester menos el religioso a que estaba dedicada; cambiar nombres de calles, como la del Obispo Sarmiento por Pablo Iglesias, enalteciendo a los revolucionarios de Asturias que se levantaron contra el poder legítimo pretendían sustituir la calle la de la Concepción por Luis de Sirval u Oswaldo Codina por Mártires de Asturias, etc.
En la misma línea se encuentran otros acuerdos con los que la corporación pretendió incautar y secularizar todos los cementerios de Mondoñedo, eliminando cualquier cruz o signo religioso de sus puertas o tapias. Comenzaron la incautación por los de las parroquias de Viloalle y Oirán, y la gente del pueblo se lo impidió manifestándose de forma tumultuaria. El 15 de junio de 1936 llegó la comisión municipal escoltada por el sargento comandante del puesto de la Guardia Civil y dos números para incautarse del cementerio parroquial de Santa María de Viloalle cuando se encontró con una concentración en la que predominaban mujeres y chiquillos de 8 a 12 años, aunque también había algunos hombres, que se mantenían en una actitud expectante. El alcalde se dirigió al sacerdote para exigirle la entrega de la llave del cementerio y cuando este hizo ademán de darla, un grupo de esas mujeres le dio un empujón apoderándose de la llave.

En vista de que la incautación no era posible, la comisión municipal se dirigió a la parroquia de San Esteban de Oirán para realizar la misma diligencia. Llegaron y el sacerdote estaba celebrando misa, así que esperaron a que terminase. Cuando este salió le indicaron el objeto de su visita y al encaminarse hacia la casa rectoral para levantar acta de la incautación, un grupo de muchachos impidió al sacerdote que avanzase hacia su domicilio diciendo que allí no se firmaba nada, rogándole a la vez que se negase a la entrega de las llaves, llegando incluso a sujetarlo. En vista de lo anterior el alcalde suspendió la diligencia. En ese momento llegaron en una camioneta las vecinas y muchachos de Viloalle, que unidos a los de Oirán se dirigieron en manifestación hasta Mondoñedo siguiendo a los comisionados, cosa que obligó a la Guardia Civil a realizar una carga para dispersarlos.

Lo que me llama la atención es que, al llegar los del ayuntamiento a Viloalle, y nada más descender del vehículo, las mujeres y chiquillos comenzaron a insultar a los comisionados, en gallego por supuesto que se trataba de gentes del pueblo, y a dar gritos de viva el fascio, viva España y viva la Guardia Civil. No conozco las parroquias de Viloalle y Oirán, pero aún hoy me parece que son rurales, de agricultores que viven de su trabajo, gente del pueblo. A la altura de 1936 no sé yo que apostaría a que allí no llegaba la luz eléctrica, y por lo tanto la radio ¿Alguien se puede creer que esas mujeres y chiquillos eran fascistas, que sabían lo que era el fascismo? La respuesta se encuentra en un conocido artículo que Gaziel publicó en La Vanguardia por esas mismas fechas. Según este autor, los viajeros llegaban a España y se iban diciendo que "allí todo el mundo se vuelve fascista". No porque los modestos vecinos de Oirán y Viloalle se pusiesen a leer derecho político y después de sesudas reflexiones llegasen a la conclusión de que el mejor régimen era el fascista. Lo que ocurría era que no los dejaban vivir ¿Y cuál era el régimen que suprimiría de raíz la falta de libertad religiosa, los atentados, quemas de iglesias, incautación de casas rectorales o cementerios, las huelgas violentas y destructivas, las mil y una pejigueras diarias, los excesos y el sectarismo izquierdista que no los dejaba vivir? Habían oído que el fascismo, y así, hasta en pueblos de la Galicia más rural como Viloalle y Oirán, sus vecinos se agarraban al clavo ardiente de lo que creían fascismo.

Esta manifestación tumulturia tuvo como resultado una denuncia ante el juzgado de Mondoñedo. Este abrió un sumario, y si a la altura de 1938 estaba archivado en el propio juzgado mindoniense, todo apunta a que fue sobreseído. Lo que más dolió al parecer fue que el alcalde ingresó en el depósito o cárcel municipal a varias vecinas de las que se habían manifestado. Y pese a ser advertido que una de ellas estaba embarazada no accedió a la excarcelación, lo que le provocó un aborto con el que perdió a la criatura.

De que hasta en poblaciones como Mondoñedo no se podía vivir en libertad también da idea otro hecho. El 16 de julio de 1936 dos amigos falangistas regresaban de la fiesta del Carmen hacia la villa. En las proximidades del paseo del Cantón, tal vez algo contentos, dieron gritos de arriba España o viva España. Les salió al paso un grupo de izquierdistas que dieron un palizón de aúpa al falangista Vicente Sante Posada --muerto meses después en Asturias--, llegando a esgrimirse alguna navaja y arma corta de fuego.



domingo, 6 de octubre de 2013

Destitución de concejales y ayuntamientos

Con motivo de la revolución de octubre de 1934 y una vez declarado el consiguiente estado de guerra en todo el territorio nacional, en la provincia de La Coruña a la altura de diciembre se habían producido suspensiones totales o parciales en 17 ayuntamientos de los aproximadamente 70 que había entonces. En cinco la destitución afectó a toda la corporación. En los 12 restantes se suspende a algunos de los concejales (Grandío, 2010, 202-203).

En el caso del Ayuntamiento de La Coruña se suspendió a diez concejales. El General Jefe de la División envió un delegado a la sesión que celebró el Ayuntamiento el 17 de octubre de 1934, habiendo perdido la confianza en esos diez concejales debido a su falta de completa adhesión al poder público en un momento en el que las instituciones legítimas habían sufrido un ataque criminal por parte de los revolucionarios. Los destituidos pertenecían en origen a la ORGA (6) y al Partido Republicano Radical Socialista (4). No se suspendió a todos los concejales de estos partidos, y sí parece que sólo a los que el general jefe de la División apreció como completamente desafectos al poder público, que tal vez coincidan con los que se integraron en Izquierda Republicana. De los 39 concejales que se eligieron en la votación del 12 de abril de 1931, cinco de la ORGA no fueron destituidos; como tampoco se destituyó a tres que se habían elegido entre los del Partido Republicano Radical Socialista (Barreiro, 1996, 589-590).

Los concejales que cesaron en sus funciones se querellaron contra quienes los sustituyeron por prolongación de funciones y usurpación de atribuciones, querella que fue desestimada por el juzgado; apelaron a la Audiencia y esta volvió a no darles la razón, como podéis ver en mis notas. Los defendió el abogado Juan González Rodríguez, concejal republicano independiente que tampoco fue suspendido.

DESTITUCIONES CON EL FRENTE POPULAR

Como acabamos de ver, tras las elecciones de noviembre de 1933 en las que gana el centro derecha, pasan once meses en los que no se tiene noticia de que suspendiesen en sus funciones a concejales o ayuntamientos. Fue la revolución de octubre de 1934 la que propició la destitución de concejales en 17 ayuntamientos, afectando a la totalidad de la corporación en cinco de los anteriores. Con la llegada al poder del Frente Popular, entre febrero y abril de 1936 se suspenden, en su totalidad, 54 corporaciones municipales de la provincia de La Coruña. Son sustituidas por concejales designados por el gobernador civil, según resulta del documento que transcribo más abajo. La diferencia es notable: el gobierno de centro derecha suspendió en 1934 a cinco corporaciones en su totalidad; el Frente Popular, a 54. Los motivos de las primeras suspensiones parecen claros y justificados, máxime debido a su pequeñez: su cooperación activa o pasiva con los que habían producido un levantamiento revolucionario; suspensión justificada a veces en mala y punible administración. Por lo que se refiere a los motivos que llevaron a las 54 destituciones totales efectuadas entre febrero y abril de 1936, conocemos el caso de Arteixo. Francisco Prego Campos --ejecutado al comenzar la guerra--, delegado del gobernador civil, dictó una providencia fundando el cese de la corporación salida de las urnas en 1931 en un supuesto "desasosiego y profundo malestar que he podido advertir en casi todo el vecindario", tanto "en el aspecto económico como por lo que se refiere a la alta conveniencia de la República", y en el deber ineludible de las autoridades por evitar que "tal desasosiego y malestar no se traduzca en una posible y segura alteración de orden público" (Blanco Rey, 2008, 548-549). Motivos tan genéricos como inveraces, que dan idea, una vez más, del carácter antidemocrático del Frente Popular, y que pese a ser tan evidente, los historiadores de izquierdas y de la izquierda se empeñan en no reconocer.

Transcribo un oficio de septiembre de 1937, dirigido al juez militar permanente del 8ª Cuerpo de Ejército que suscribe el gobernador civil interino, Ladislao Roig Mariño, presidente de la Audiencia Territorial de La Coruña. En las interinidades del Gobierno Civil, ejercía funciones de gobernador el presidente de la Audiencia Territorial. Así tuvo que haber sido tras las elecciones del 16 de febrero de 1936 si el Frente Popular no hubiese querido dar el pucherazo que, según es sabido, en esta provincia alcanzó proporciones de delito presidiable:

En contestación a su escrito de ayer, interesando informes de la actuación como Gobernador Civil de esta provincia de DON JOSÉ SÁNCHEZ GACIO, tengo el gusto de manifestarle que dicho Sr. desempeñó el referido cargo, desde el 20 de Febrero al 12 de Abril de 1936, y en este período fueron suspendidos en su totalidad y sustituidos por Corporaciones interinas, los ayuntamientos de Abegondo, Ames, Aranga, Arteijo, Baña, Boiro, Boqueijón, Buján, Cabañas, Cambre, Capela, Carnota, Cedeira, Cerceda, Coristanco, Culleredo, Curtis, Dodro, Enfesta, Frades, Irijoa, Mazaricos, Moeche, Monfero, Mañón, Malpica, Muros, Negreira, Noya, Oleiros, Órdenes, Oroso, Ortigueira, Outes, Oza de los Ríos, Padrón, Pino, Puebla, Puenteceso, Puentedeume, Rianjo, Riveira, Rois, Sada, Santiago, Somozas, Sobrado, Teo, Touro, Tordoya, Trazo, Valdoviño, Vedra y Vilasantar.

Cumpliendo Orden ministerial, fueron repuestos Concejales que procedían de elección popular y que habían sido suspendidos gubernativamente, en los Ayuntamientos de Ferrol, Boimorto, Brión, Carballo, Cee, Coruña, Betanzos, Mesía, Mellid, Mugardos, Paderne, Puebla, Puentedeume, Santa Comba y Serantes.

En otros varios Ayuntamientos se nombraron Concejales interinos para cubrir las vacantes existentes.

Es de suponer que las remociones de Ayuntamientos que antes se relacionan, fueran hechas en cumplimiento de órdenes del Ministerio de la Gobernación, ya que tales suspensiones estaban prohibidas sin autorización del Ministerio.- Pero en este Gobierno no consta orden alguna oficial.

Dios guarde a V.S. muchos años.

La Coruña 7 de Septiembre de 1937.-

EL GOBERNADOR CIVIL INTERINO

Ladislao Roig [rubricado y sellado con el de tinta azul del Gobierno Civil de la Provincia de La Coruña].

Causa 1.119 de 1937 de la Auditoría de Guerra de la Octava División Orgánica contra el paisano José Sánchez Gacio y otros por el delito de rebelión, fol. 75 de la primera pieza. Depositada en el Archivo Intermedio Militar Noroeste (Ferrol) por el Tribunal Militar Territorial IV (La Coruña).