domingo, 3 de noviembre de 2013

El atentado socialista contra el general Bosch: lo que se supo antes de comenzar la guerra

Ya me ocupé del atentado cometido por las Juventudes Socialistas de La Coruña contra el general de la XVI Brigada de Infantería, de guarnición en León, Carlos Bosch y Bosch. Como la causa se extiende a lo largo de 361 folios no me atreví a transcribirla, pero como veo que a juzgar por el volumen de lecturas interesa y mucho, voy a hacerlo. Iremos viendo este atentado por partes: lo que se supo antes de iniciarse el Movimiento; la detención de Fabián Alonso González, su proceso y ejecución; la reapertura de la causa al haberse capturado a Enrique Pena Vila y posteriormente a Félix Gila Esteban, su procesamiento y condena.

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Ese edificio que veis a la derecha de la imagen se encontraba en la confluencia del Cantón Pequeño con Juana de Vega y Alameda. Era el viejo Gran Hotel de Francia, conocido simplemente como el Hotel de Francia. Allí ocurrió un hecho que, o bien es silenciado por los señores de la memoria histórica, o se refieren a él como a un presunto atentado contra el general Bosch ¿Presunto, presunto...? ¡Y un jamón!

La prensa local --La Voz de Galicia y El Ideal Gallego-- no dio cuenta del hecho sin duda por impedirlo la censura republicana, pero coló en el ABC de Sevilla.

LOS HECHOS

En la tarde del 17 de abril de 1936 llegó a La Coruña el general Carlos Bosch y Bosch, jefe de la XVI Brigada de Infantería con sede en León. Venía a presidir un consejo de guerra de oficiales generales que se celebraba al día siguiente en la sala de vistas del Juzgado Militar Permanente de la División, instalado entonces en el ala Norte del Cuartel de Atocha. La causa nada tenía que ver con lo político o social, sino que afectaba a una falta cometida por un oficial contra el honor militar.

El general Carlos Bosch y Bosch parece por sus declaraciones un tipo bonachón, detallista, algo sordo tal vez, dotado de una fina ironía que revela una inteligencia despierta y franca. En cuanto llegó al hotel dijo que a la mañana vendría a despertarlo su ordenanza, y que lo dejasen pasar. A eso de las seis de la madrugada del día 18 de abril de 1936 lo despertaron repetidos golpes en su puerta. Creyendo que era su ordenanza se levantó para descorrer la clavija y al haber dormido sin pijama, se volvió rápidamente a su cama y desde ella exclamó: ¡pasa hombre! Lo repitió, y en ese momento vio como se abría la puerta y se introducía por la misma un brazo empuñando una pistola con la que se hizo un disparo. La habitación del general contaba con dos camas. En la más alejada de la puerta descansaba él, y en la más próxima estaba tendido su abrigo de paisano que por fortuna debió confundir al pistolero y fue sobre el que dispararon, encontrándose posteriormente el abrigo junto con la ropa de cama y colchón con el orificio correspondiente, quedando la bala alojada en la parte inferior izquierda de este último. Los pistoleros salieron corriendo. El general declaró que el disparo casi no hizo ruido lo que le llevó a sospechar en un arma de fogueo ¿No sería algo sordo? Una señora que ocupaba una habitación inmediata gritó al oír el disparo: ¡un tiro, un tiro! 

LA VERSIÓN DEL SERENO DEL HOTEL

Antonio Villaverde del Río, de 61 años, era sereno de noche del Hotel Francia. Había trabajado en los Almacenes Pulpeiro hasta su quiebra sin que estuviese sindicado o militase en partido alguno. De hecho, en su entorno le habían oído decir que estaba disgustado con la victoria del Frente Popular porque al no estar sindicado ni tener relación con partidos de izquierda, suponía que no podría obtener trabajo. Quiero decir con lo anterior que parece una persona de derechas. El sereno relató al Juzgado Militar y al del Distrito de la Audiencia, que sobre las cuatro de la mañana se presentaron cuatro individuos, que se fingieron inspectores de Policía, y en tono imperativo le exigieron el libro-registro de entrada de viajeros. Al no haberlo actualizado con los últimos huéspedes, les enseñó las papeletas que cubrían estos y que a la mañana siguiente se enviarían a Comisaría. Los falsos policías lo amonestaron por no haber cumplimentado el registro, advirtiéndole que seguramente le costaría una sanción al hotel, y se volvieron por donde habían venido.

Sobre las seis de la mañana, volvieron tres de los anteriores y empuñando pistolas exigieron que los llevase a la habitación en donde se alojaba el general Bosch. Uno se quedó en el vestíbulo y los dos restantes, sin dejar de empuñar las pistolas, se colocaron uno delante del sereno y otro tras este. Llegados a la habitación, le dijeron al del hotel que llamase, y al responder por segunda vez el general ¡pasa hombre! uno de ellos abrió la puerta y disparó. Los siguió en la huida, pero uno se dio la vuelta y al apuntarlo, desistió. El general Bosch parece que se tomó con cierto humor el atentado, y según escribiría más tarde, llamó al sereno y le vituperé la impropia ocurrencia de despertar a tiros a los huéspedes XD

LA CAUSA

Al tratarse de un delito militar, cometido contra una autoridad militar, la Auditoría de Guerra de la VIII División Orgánica solicito al Juzgado de Instrucción del Distrito de la Audiencia que se inhibiese de seguir conociendo del asunto, cosa a la que accedió este, como se comprueba en estas notas. Siguió la instrucción por parte del Juzgado Militar Permanente de la División que concluidas las investigaciones sin haber identificado a ninguno de los autores, elevó el expediente al auditor, que acabo sobreseyendo provisionalmente la causa el 20 de mayo de 1936.

Mis notas (folios 1 a 46 vuelto de la causa militar).


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